Gracias a Laura Fernández por enviarnos este artículo:
Las empresas están en continuo cambio debido a las
interacciones de los directivos, empleados, clientes, proveedores, la legislación,
etc. Todo ello provoca que a veces surjan discrepancias entre estos agentes,
que si no se saben gestionar con la debida eficacia, puede tener un resultado
negativo en el negocio.
Los mediadores son profesionales capaces de mediar en un
conflicto entre empleados, con los clientes o con la competencia en una
empresa, logrando de esta manera que las partes enfrentadas superen sus
problemas y lleguen a un acuerdo razonable.
La mediación no sólo se refiere a
la intervención en cuestiones legales, a fin de evitar acudir a los Tribunales,
sino también a todas aquellas cuestiones cotidianas que afectan la marcha de la
empresa y no requieren resolución judicial. Por eso, se recomienda que en todas
las empresas exista la figura del mediador o mediadora, a fin de optimizar la
solución de conflictos.
Muchas veces, la figura del mediador está presente, sin que los
miembros de la empresa le hayan nombrado para tal cometido, debido a que
existen personas que prefieren afrontar y solucionar los problemas, a fin de
evitar mayores complicaciones en el futuro. Sin embargo, lo mejor es que esta
figura esté reconocida en las organizaciones, se le otorgue oficialmente las
funciones que conlleva y se le facilite la formación necesaria.
Cada vez se le otorga más importancia al papel de los
mediadores, al reconocer que los conflictos pueden dañar gravemente el
funcionamiento y la organización de una empresa, algo que se puede evitar si se
afrontan en el debido momento. Estos profesionales aportan un gran valor
añadido con sus intervenciones, que son muy apreciadas por los empresarios y
directivos.
¿Cuáles son las cualidades y habilidades que debe presentar
un buen mediador?, ¿cómo saber si nos encontramos ante una persona que podría
desempeñar bien este papel? A continuación, vamos a exponer las principales
cualidades que deberían tener los buenos mediadores:
1.- Confianza: la capacidad para generar confianza
en las dos partes es importante, a fin de que éstas consideren que es posible
llegar a un acuerdo en el que se tengan en cuenta sus intereses y los de la
organización. El mediador va a mediar en el conflicto, por supuesto, pero
finalmente deben ser las partes enfrentadas las que deben superar sus
diferencias. Por eso, que es importante generar este clima de confianza y
flexibilidad para que las partes puedan expresarse y dialogar.
2.- Responsabilidad: mediar en situaciones tensas y
conflictivas puede acabar siendo una tarea una tarea incomoda y difícil de
llevar. Si las personas que ejercen de mediadores no tienen suficientemente
desarrollado el sentido de la responsabilidad, se corre el riesgo de que
quieran eludir los problemas y acaben incumpliendo su cometido. Deben tener muy
claro el importante papel que juega la mediación en la marcha de una
organización y estar dispuesto a responder por ello. Si se gana mediante un buen acuerdo, es
estupendo, pero si se pierde, hay que estar dispuesto a encajar el impacto
negativo en la empresa y continuar hacia adelante. La dirección de la
organización debe tener en cuenta el grado de responsabilidad que tiene el
mediador y compensarle adecuadamente por ello (salario, buenas condiciones
laborales, apoyo en su labor…).
3.- Resolución de
conflictos: está
implícita en la misma definición de mediador, sin embargo, es interesante
apuntar algo más sobre ello. Una persona resolutiva es aquella que es capaz de
identificar los puntos conflictivos que implican diversas circunstancias
(cuanto antes se identifiquen, mejor) y establecer la mejor solución posible,
que aporte los mayores beneficios a las partes implicadas y a ser posible, a
terceros. No significa que los mediadores siempre tengan que solucionar los
conflictos por ellos mismos, porque esta capacidad también incluye que la
persona perciba que necesita ayuda de otra u otras personas y lo solicite. La
organización escuchará de manera abierta al mediador o mediadores, poniendo a
su disposición los recursos que le sean necesarios, en la medida de lo posible,
para que pueda cumplir con su cometido.
4.- Neutralidad: el mediador o mediadora es un
tercero neutral dentro de la disputa. No se esforzará en defender a uno de los
lados, sino que trabajará para que ambos se expresen y concilien, de la mejor
manera posible, sus posiciones e intereses.
5.- Confidencial: de manera general, lo que haya
sucedido durante la gestión del problema, no podrá revelarse, ni siquiera el
resultado del mismo. Si las partes lo permiten, en ese caso sí que podrá
desvelarse. También en el caso de que los hechos planteados sean susceptibles
de delito o vayan en contra de la integridad de una persona.
6.- Resistencia ante la
presión: la presión
es un elemento con el que los mediadores trabajan a diario y por eso, deben
saber gestionarlo para que no les juegue malas pasadas ante situaciones, sobre
todo en aquellas que son delicadas. El mediador tiene que ejercitar su dominio
sobre las circunstancias externas y recordarse a sí mismo que el conflicto es
como la punta del “iceberg” de un asunto que no se ha afrontado adecuadamente.
El dominio de sí mismo es lo que le va a permitir reunir la paciencia suficiente
como para ir a la raíz de ese asunto para solucionarlo.
Las organizaciones que tienen en cuenta la importancia de
contar con un buen mediador que presente, en la medida de lo posible, estas
capacidades, llevan ventaja sobre el resto que no lo considera.
En empresas en
las que todavía no cuentan con esta figura, lo ideal sería seleccionar a la
persona de la organización que se adecue a la descripción aportada y a partir
de ahí, proporcionarle la formación necesaria y guiarla para que vaya
desarrollando su cometido. Otra opción, aunque más limitada, es contar con un
profesional externo que medie en conflictos puntuales.
Hay que adelantarse a
la aparición de los conflictos, buscando las personas y las vías más adecuadas
para solucionarlos, evitando pensar que los conflictos se van a solucionar por
sí mismos. De esta manera, las situaciones se volverán más sencillas y fáciles
de afrontar para las organizaciones.
Muchas veces las organizaciones olvidan estas figuras que se centran en las personas trabajadoras y en la mejora de sus condiciones laborales considerando que no son un factor prioritario. La figura del mediador/a resulta casi marciana y no debería ser así.
ResponderEliminarEvitar y solucionar conflictos de manera eficaz debe ser vital en cualquier organización, ya que el clima laboral afecta enormemente en el rendimiento y la productividad de las personas, así como en su estado anímico.
Incluso desde el punto de vista de rentabilidad para la organización: la mejora en las relaciones humanas dentro de la empresa tiene una relación directa con los resultados económicos.
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