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miércoles, 29 de junio de 2016

Aldalan, Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas

La palabra efectividad proviene del verbo latino “efficere”, que significa ejecutar, llevar a cabo u obtener como resultado. Es la capacidad que permite lograr un efecto esperado. En la práctica sirve tanto a personas como empresas, organizaciones, entidades, familias, etc.

La efectividad puede entenderse también como el equilibrio entre la eficacia y la eficiencia, es decir, entre conseguir logros y la utilización eficiente de los recursos para ellos. Llegar a este punto de equilibrio y de buena gestión no es algo sencillo, sino que requiere de preparación y atención en lo que hacemos.

Practicada en el puesto de trabajo, la efectividad aumenta el bienestar de las personas, ya que sienten que están cumpliendo con sus tareas de la mejor manera que está en sus manos. Cuando en una empresa, se tiene en cuenta este modelo de efectividad, los resultados pueden ser sorprendentemente buenos. Se obtendrán mayores beneficios, no sólo económicos, del esfuerzo y las horas trabajadas.

Llegar a ser una persona efectiva puede parecer algo difícil de concretar, entonces: ¿qué se puede hacer a nivel práctico para ello? Hay una serie de hábitos o de pautas que nos ponen en condiciones de ser más efectivos. Claro está, no es algo que hay que pretender conseguir de un día para otro, sino que será el resultado de un trabajo continuado y consciente con estos consejos.

Proactividad: implica actuar, hacer que las cosas pasen, dirigir nuestra vida hacia metas esperadas. Solemos esperar a que las cosas sucedan, cuando somos nosotros los que debemos caminar con valentía hacia ellas. Hay que renovar, día a día, la ilusión por mejorarnos cada día, en lo personal y profesional.

Empezar con un fin: para llegar a algún sitio, primero hay que saber a dónde queremos ir, o terminaremos donde no queremos. Esto, que se ve muy claro cuando nos dirigimos a un lugar determinado, no está tan a la vista cuando se trata de metas, logros, estados psicológicos…Sin embargo, las metas y los logros también precisan de un camino a recorrer que no se puede dejar a la improvisación.

Lo primero es lo primero: tener un orden de prioridades es importante. En nuestro puesto de trabajo, es recomendable anotar las tareas a realizar y clasificarlas en función de la urgencia y de la importancia. Para poder distinguir las prioridades, primero hay que tener claro el objetivo o los objetivos a los que nos dirigimos, que está relacionado con conocer el fin por el que hacemos algo.

Ganar-ganar: este principio es básico para todo tipo de relaciones, tanto personales como profesionales. Saber mirar por los demás, la cooperación y la coordinación son las claves para que cualquier proyecto compartido salga adelante.

Comprender para ser comprendido: ponerse en el lugar de los demás implica dejar de lado, por un momento, las propias necesidades para comprender al otro/a. Empatizar con los demás es tremendamente enriquecedor y tiene resultados muy positivos, también en los ámbitos laborales. Es imprescindible para formar equipos efectivos que los miembros se sientan cohesionados, comprendidos y apoyados. 

Sinergizar: unir esfuerzos que van en la misma dirección, para lograr objetivos más grandes en conjunto. Los equipos que llevan a cabo sinergias, multiplican los resultados de su trabajo. Cada miembro pone su granito de arena para formar una gran montaña. Para ello, primero es determinante que los equipos se percaten que van detrás de los mismos objetivos, mediante una correcta identificación de ellos.


Revisar las acciones: revisar lo que se está haciendo, para reflexionar si nos estamos dirigiendo hacia nuestra meta de la mejor manera posible o habría que introducir algún cambio. Saber parar la actividad por un momento y mirar la situación de una manera global, es muy importante, para alcanzar lo que se espera de una manera efectiva.  


Toda persona que consigue sus objetivos por lo tanto es efectiva, es porque tiene un hábito de trabajo. Tu marcas tus objetivos y ahora ya tienes la base para alcanzarlos.

miércoles, 22 de junio de 2016

La auto-aceptación, el camino para crecer personal y profesionalmente.

Después de muchos años de estudio sobre el desarrollo personal y profesional y ya más de 10 años de experiencia en este campo, he comprobado que la base del éxito para crecer o continuar creciendo, está en la auto-aceptación; aceptarse a uno mismo,  tal y como es. La auto-aceptación de nuestros sentimientos, emociones,pensamientos, valores, conductas, estilo de vida.... todo lo que somos.

Esto puede parecer contradictorio en un primer momento; si me acepto ya está no busco nada más, y mucho menos un progreso; sin embargo, el concepto va más allá. Se trata de averiguar cuales son nuestras limitaciones (las reales, no las que la sociedad estipula) y perderles el miedo y así podemos mejorarlas, y al mismo tiempo identificar nuestras potencialidades y por lo tanto aprovecharlas y gestionarlas para nuestro desarrollo.

La aceptación de uno mismo es lo que nos va a permitir sentirnos libres para crecer y desarrollarnos, además en el camino que cada uno de nosotros decidamos. En este sentido también va implícito; que si me equivoco, me equivoco yo, con la responsabilidad que ello conlleva, y por el contrario, la satisfacción de haberlo intentando. Y si lo consigo, entonces, yo he sido el autor de ese acierto, y el primer y último responsable. Utilizar todos nuestros recursos a través del auto-conocimiento y auto-aceptación es lo que va impulsar nuestra vida y ayudarnos a conseguir cualquier meta que nos propongamos.

Leía en el último libre de Jorge Bucay, graduado en medicina y psicoterapeuta, "Comienza siempre de nuevo" un ejemplo muy claro: Una persona extrovertida es, a grandes rasgos, alguien abierto, sociable, conversador y que se siente cómodo rodeado de la gente. Un introvertido, en cambio, es alguien más bien introspectivo, reflexivo y que disfruta estando a solas condigo mismo. Ninguna de estas dos conductas es patológica en si misma y con lo dicho, nadie debería pensar en cambiar esta tendencia ya que no es "mas sano" ser de una manera que de la otra. Sin embargo, ambas se transforman en fuentes de dolor y hasta de sufrimiento cuando la persona en cuestión cree que debería o le convendría ser de otra forma, aquí es donde pueden empezar los problemas. Es más este tema daría para hablar también de la importancia de la diferencia individual, pero esto lo dejamos apara otro post.

La cuestión es que cada uno tiene sus supuestas limitaciones y digo supuestas porque muchas veces es más algo cultural que real, la sociedad ha estipulado lo que es bueno y malo y no se ha vuelto a cuestionar. Por ejemplo volviendo al caso anterior ; la introversión, hay muchas personas que lo ven como una limitación, pero ¿por qué? la introversión favorece a la reflexión, la creatividad... áreas que sólo se pueden incrementar y trabajar cuando uno esa en esa fase de "consigo mismo".

La aceptación o auto-aceptación también implica aceptar a las otras personas como son, esto lleva a relaciones más beneficiosas, "saludables" para todas las partes implicadas. Claro está; siempre y cuando en todo momento haya un respeto estipulado entre ambos, una negociación en algunos casos y que no suponga ningún obstáculo para ese desarrollo personal y profesional del que hablamos, para ninguna de las partes. A partir de ahí aceptemos, de nuevo con la intención de encontrar en el otro sus fortalezas para el desarrollo de él, y de la relación conjunta.

Para que una persona pueda vivir de manera responsable y plena es necesario que sepa aceptar su entorno y así misma. A veces nos resulta complicado observarnos y más evaluarnos a notros mismos de manera objetiva, y más aún aceptarnos tal y como somos; con nuestras luces y nuestras sombras. Si conseguimos desprendernos de nuestros miedos y aceptarnos tal y como somos podremos valorar nuestra vida y las decisiones que tengamos que tomar serán más realistas.


Si consiguiésemos aceptarnos y darnos permiso para ser quien somos y así poder llegar a ser quien nos gustaría a nosotros ser,  muchos problemas disminuirían y podríamos vivir y disfrutar la vida plenamente.

jueves, 16 de junio de 2016

MANAGEMENT BUY OUT: ¿Es buena opción que los trabajadores participen en la financiación y control de la empresa?

Los Management Buy Out o MBO consisten en operaciones financieras en las que se transfiere la propiedad de una empresa a un grupo de personas o entidades, ya sean directivos, gestores o empleados de la compañía. 

Estas operaciones implican que estos managers pasan a ser los accionistas mayoritarios de la empresa, es decir, los que tienen el control y toman las decisiones importantes. Con el tiempo, la definición se ha ido ampliando y ahora también recoge aquellas participaciones minoritarias que son significativas en la gestión.

El Management Employee Buy Out es una de las variantes particulares que pueden darse en esta gestión financiera. En ella, los trabajadores tienen una parte considerable de las acciones, que comparten con la dirección y otras entidades privadas y/o públicas.

El MBO comenzó a utilizarse a finales de la década de los setenta, principalmente en Estados Unidos, pero se empieza a llevar a cabo de manera generalizada a partir del surgimiento de los bonos basura, que representan deudas de alto riesgo. Viendo que podían transferir el riesgo mediante este tipo de financiación, las compañías no tardaron en hacer un uso excesivo e inadecuado de ello, también en Europa. A raíz de la crisis, ha aumentado la concienciación social sobre la financiación en condiciones basura, quizá no tanto en las altas esferas que no parecen salir tan perjudicadas. 

Lo cierto es que el riesgo real de la operación sólo suelen conocerlo los directivos y pueden aprovecharse de la situación para obtener capital.

Ante esto, ¿puede considerarse buena opción que los trabajadores tomen parte en el MBO?

Desde hace aproximadamente dos décadas, se empezó a incluir la posibilidad adquirir acciones y participar en el MBO mediante el paquete retributivo. Así, los profesionales de la empresa podían participar en la planificación estratégica de la compañía.

El hecho de que los profesionales participen en la financiación de la empresa ofrece algunas claras  ventajas para el equipo directivo gestor de la compañía. En primer lugar, supone la implicación en los proyectos en los que trabajan, no sólo como profesionales sino también como propietarios. Otra ventaja es que los proyectos gozarán de cierta independencia empresarial. 

En resumen, la adquisición por parte de los trabajadores es una de las operaciones más deseables para el capital riesgo, ya que implica un equipo humano dedicado con su trabajo y capital, además del conocimiento que tienen de la actividad empresarial.

Para que esta modalidad de financiación se considere una buena opción, tanto para la dirección como para los propios trabajadores, deben darse una serie de factores clave para que la operación sea exitosa:

-    Definición previa del sistema de participación: todos los asuntos relacionados con la propiedad de la empresa deben estar previamente definidos en los planes empresariales y responder a una serie de objetivos que se haya marcado la empresa con anterioridad. Esta medida pretende evitar la deslealtad por parte de la empresa.  
-      Participación voluntaria: la participación financiera debe ser voluntaria, especialmente para los trabajadores.
-    Transparencia y claridad: los profesionales deben conocer toda la información sobre el estado financiero y la marcha de la empresa, que se les debe facilitar de manera clara. Deben estar informados de cualquier cambio que se produzca. Además, la empresa les puede proporcionar formación relacionada con la gestión financiera para que puedan tomar mejores decisiones.                                                                                  De esta manera, se evita que los trabajadores desconozcan el riesgo de la inversión y queden totalmente desprotegidos frente a las decisiones de la dirección.
-          Distinción o separación entre salario y los ingresos de la participación: el salario tiene que estar separado de las participaciones en la empresa, para evitar que el salario esté ligado en exceso a los resultados de la inversión y el trabajador/a perciba el resultado de su propio trabajo.

La idea de que los trabajadores participen en la financiación empresarial, por tanto, es un hecho factible y una opción a considerar si efectivamente se realiza correctamente y con la intención de win to win, en la que ambas partes salgan ganando. Si, por el contrario, se lleva a cabo con el pretexto de una transferencia de riesgo malintencionada, está claro que tarde o temprano la compañía saldrá perjudicada. Lo correcto es utilizar criterios de claridad y transparencia.


lunes, 6 de junio de 2016

La resiliencia, más que un concepto para hacer frente a situaciones límite.

Uniéndolo con nuestra entrada de la semana pasada, la resiliencia en los sistemas tecnológicos es la capacidad de un sistema de soportar y recuperarse ante desastres y perturbaciones. 

En Medio Ambiente es: la capacidad de un determinado sistema en recuperar el equilibrio después de haber sufrido una perturbación.

En el ámbito humano y psicológico es: la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite, sobreponerse y además salir fortalecido; la capacidad de un individuo para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas, y además salir reforzado.

A veces la vida nos enfrenta a situaciones que son límites o así lo percibimos; situaciones muy complicadas que pueden superar nuestras capacidades: una enfermedad, una ruptura de pareja particularmente dolorosa, la muerte de un ser querido, el fracaso de una meta personal o profesional, problemas económicos, el desempleo...

Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la valentía necesarias para continuar adelante. Cuando esto ocurre tenemos tres opciones:
1. Dejarnos vencer.
2. Hacer frente a la situación.
3. Hacer frente a la situación y salir fortalecidos.


Esta tercera opción  implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades.  De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá
y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.

¿Qué caracteriza a una persona resiliente?

1: Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El auto-conocimiento es una competencia básica para hacer frente a las diferentes situaciones que nos plantea la vida.

2: Su nivel de confianza. Confían en las sus capacidades y sus recursos. Tienen la seguridad suficiente para afrontar los diferentes restos y obstáculos con los que se pueden encontrar..

3. Son creativas. Piensan y hacen cosas diferentes. Ya lo decía Albert Einstein "Si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo".

4. Practican el mindfulness o conciencia plena. Hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de aceptación.

5. Son flexibles ante los cambios y al mismo tiempo tenaces para conseguir sus objetivos. Se adaptan a las diferentes situaciones y muestras un alto nivel de constancia para conseguir sus metas.


Se puede pensar en la resiliencia como algo parecido a viajar río abajo en una balsa. En un río, podemos encontrar rápidos, virajes y al mismo tiempo aguas lentas y áreas poco profundas. Este viaje irá mejor si es guiado por un plan, una estrategia que considere funciona para usted y si conoce sus recursos para poder hacer frente a él, además de ser tenaz por conseguir la meta de finalizar su viaje.

La perseverancia y la confianza en su capacidad para evitar los obstáculos puede ganar valor y perspicacia al navegar con éxito en las aguas embravecidas. .Puede bajarse de la balsa y descansar en la orilla del río. Sin embargo, para terminar su viaje debe remontar la balsa y continuar.

Como hemos visto una persona resiliente tienen una serie de características determinadas, características o competencias que si no se tienen en los genes (puede haber una tendencia genética) se pueden adquirir a lo lago de la vida.

Es más; normalmente la persona resiliente no nace sino que se hace. Ésta se aprende en un proceso que requiere tiempo y esfuerzo y que compromete a las personas a tomar una serie de pasos.

Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.