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martes, 21 de febrero de 2012

¿Qué es un/a mentor/a?

Cada día usamos más palabras inglesas que aplicamos a conceptos del entorno laboral, mentoring es una de ellas.

Podríamos pensar que se trata únicamente de un proceso de aprendizaje en el cual el alumno está tutorizado por un superior. Sin embargo, esto sería únicamente el mínimo a cumplir cuando se acoge en una empresa a un alumno en prácticas.

Por lo que, ¿entendemos realmente su significado más allá de la pura definición?

Quizá tenemos la creencia errónea de que el mentor es aquella persona que enseña a un joven trabajador por afinidad o por un motivo concreto como puede ser un despido reciente o una jubilación que crea la necesidad de formar a esa persona para un puesto en un tiempo limitado.

Hay que ver otras posturas, el mentoring en sí mismo es, según mi opinión, una de las mejores formas de aprendizaje pues un buen mentor puede enseñarte en meses a desarrollar una serie de habilidades realmente útiles para un desempeño eficaz (independientemende de la edad del mentor y del aprendiz). 

Por supuesto es cuestión de ambas partes, no solo el mentor enseña, sino que debe existir también una predisposición a aprender y esto solo se consigue cuando se asume desde un principio por parte del alumno que la otra persona es experta y por parte del tutor que del alumno también se puede aprender, y hay que adaptarse a él, para realizar un buen mentoring. Cuando el aprendizaje es bidireccional es siempre mucho más completo y eficaz. 

Cualquier persona que haya realizado unas prácticas estará de acuerdo conmigo en que, se empiezan con un objetivo general, el de poner en práctica los conocimientos teóricos y, si las prácticas han sido eficaces, se finaliza con una visión totalmente opuesta que en gran medida depende del entorno de trabajo.

Se aprende mucho de las relaciones personales, de la comunicación diaria y del contacto con el mundo laboral real, pero sobretodo se aprende cuando se derriba la principal barrera y es que, no estamos acostumbrados a compartir nuestro conocimiento con los demás, lo cual se convierte en una limitación para nosotros mismos.

Si creas un buen clima de trabajo en el que se potencien las habilidades de cada trabajador y se anime a compartir experiencias y conocimientos, la organización funcionará como un perfecto engranaje en el que cada miembro es útil y valioso.

En una empresa así cualquier alumno es recibido como se merece y probablemente, sólo por adaptación, se convierta en uno más. 

Para acabar, en mi caso, el mejor aprendizaje es trabajar, trabajar y trabajar porque sin esfuerzo en la vida no se consigue nada, el reconocimiento viene después.

Os invito a que reflexionéis…todos hemos tenido alguna vez un mentor en nuestra vida ¿Cúal es el tuyo? o ¿Cúal puede serlo? ¿Aplicas sus enseñanzas?

Podría resumiros lo que aprendo de mis mentores en una sola frase.
“Saber hacer para saber mandar”Laura Díez.

jueves, 9 de febrero de 2012

Decálogo de la felicidad

Me gustaría empezar este decálogo diciendo que las cosas que hoy las vemos pequeña o sin importancia, igual cuando echemos la vista atrás el día de mañana las veremos grandes.

Hay que vivir el día a día en todos sus ámbitos y aprender a disfrutar y aprovechar cada momento, ya que es una pena perderlo.


1. No te obsesiones con ser feliz. La tristeza y la felicidad son estados cíclicos naturales, ya que dependen de los acontecimientos, y no debemos tratar de retenerlos. Ten un proyecto de vida coherente y realista y estarás en la rampa de salida hacia la felicidad.

2. Concédete el perdón. Cuando creas que has hecho algo mal y has dañado a alguien, aplícate la importancia de perdonarte a ti mismo, además de perdonas a los demás, y aplica los cambios necesarios para que no vuelva a suceder.

3. Desactiva la depresión. Existen dos clases: la endógena, producida por un desorden químico, y la exógena, producida por un traumna. En el primer caso puede solucionarse con pastillas; en el segundo es necesario afrontar el problema con terapia psicológica.

4. Aprende del fracaso y de la crisis. Cuando hemos conseguido avanzar, no recordemos el camino ni los momentos de crisis, pero son precisamente esos momentos los que nos ayudan a encontrarnos donde estamos, así como a conocer nuestros puntos fuerte y débiles. El fracaso enseña lo que el éxito oculta.

5. La felicidad depende de los ojos con llos que miremos el mundo. No importa tanto lo que ocurra como nuestra interpretación de lo que sucede. Una actitud positiva yrelativizadora impedirá que nos ahoguemos en un vaso de agua. La felicidad no depende de la realidad, sino de la interpretación que uno hace de la realidad.

6. Apuesta por el optimismo. Un optimista tiene más probabilidaddes de éxito que un pesimista, no porque cree en sí mismo menos problemas, sino porque ve soluciones donde otros no las ven, o sólo ven obstáculos.

7. Levántate después de caer. No dejarse condicionar por un pasado traumático e intentar aprender de los fracasos y convertirlos en enseñanzas para mejorar. Las enseñanzas vitales nos ayudan a ser mejores. Aprende a luchar en lo concreto y en lo importante.

8. Rodéate de un buen círculo afectivo. Las personas que te quieren y te apoyan, como amigos, y familias, son tu mejor baza a la hora de superar adversidades y aclarar ideas de cara a un futuro inmediato.

9. Traza tus objetivos. La vida es cambiante, nunca se detiene, y segín se mueve nos transformamos nosotros/as. Por este motivo es necesario fluir con los acontecimientos y circunstancias. No andarse por las ramans y establecer objetivos concretos y lanzarse a por ello.

10. Aprovecha tus oportunidades. Cuando tengas un proyecto claro, utiliza tu energía y creatividad para cumplir lo que te has propuesto con una planificación realista, basada en pequeños objetivos que conducen a los grandes.

Decálogo extraído del libro de Enrique Rojas, No te rindas - Guía para la realización personal.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Cuando nos obligan a Parar, Medidas para que el parado no esté parado

Cuando nos obligan a Parar


Vaya años que llevamos, y no dejamos de oír que esto no ha hecho más que empezar, y encima que nos queda la peor.
Paro, el paro aumenta, la oferta laboral disminuye…. En prensa, televisión, radios, amigos… no se habla de otra cosa, y sin embargo no se habla del “parado/a”. Y lo pongo entre comillas, porque pocas veces el parado está parado, y la mayoría me entenderá lo que quiero decir con esto.


La figura, los sentimientos, los factores de la persona en paro ¿dónde quedan reflejados?, ¿Quién habla de estos factores? ¿Quién se preocupa por ellos?. Cuando nos obligan a parar ¿Qué ocurre?, ¿Qué sentimos?, ¿Cómo nos sentimos?.
Hay que trabajar parablemente el paro y las personas que están atravesando esa situación, ya que si no se trabaja, y la sociedad no se ocupa de las dos partes, cuando el empleo empiece a crecer, que va a pasar con todas estas personas que han abordado sensaciones, y vivencias como las que vamos a describir a continuación.


Esta crisis que llevamos arrastrando a hecho que mucha gente que llevaba años trabajando ahora este “parada” , o que mucha gente que sale de su formación se encuentra con un muro que le impide saltar al mercado de trabajo, y por lo tanto la obligue a frenar su marcha, y su inercia de crecimiento profesional.
El paro es una fuente de trastornos que minan la autoestima de la  persona. Hay muchos factores a tener en cuenta como: edad, estado familiar, tiempo de búsqueda de empleo, tiempo que la persona llevaba trabajando, perfil con más, menos posibilidades…


Sin embargo si que existen una serie de emociones negativas que son comunes y afectan a todas estas personas que están en paro:
- Indefensión.
- Sensación de fracaso.
- Sentimientos de culpa.
- Infravaloración.
- Vergüenza ante la situación.
- Disminución de la autoestima



En un primer momento, las reacciones naturales cuando nos obligan a parar pueden ser: rabia, tristeza, miedo ante la incertidumbre. Son reacciones lógicas, que hay que dejarlas salir. Es un periodo de “duelo” que hay que atravesar y superar.


Esta superación debe ser ver que nuestras capacidades están ahí, y que el fallo no está dentro, sino fuera, en la situación externa que uno atraviesa. Esto tiene una parte positiva que la culpa desaparece porque es algo externo, pero aparece la indefensión, ya que si es algo externo, es muy difícil que yo pueda hacer algo por cambiarlo.
Una vez superada la primera fase de amargura, y freno profesional y psicológico, debe de haber una fase de reflexión ¿Y ahora?.  Me he quedado sin trabajo, no tengo empleo, pero, ¿ qué tengo y qué puedo hacer para conseguirlo?.


Medidas para que el parado no esté parado, para no quedarse inactivo/a.
Según el Doctor Luis de Rivera, Director del instituto de Psicoterapia de Madrid, el paro puede llegar a incapacitar a la persona, pues el trabajo, así como los estudios, son nuestras señas de identidad. Muchas veces nos definimos en sociedad a través de nuestro trabajo, y cuando nos quedamos sin empleo nos sentimos aislados y perdemos la autoestima.


Nuestras relaciones sociales también pueden mermar, si la mayoría de ellas se fraguaban y mantenían en el entono laboral, cosa que aumenta la sensación de aislamiento.


Otro de los problemas es el tiempo disponible, pues el trabajo nos mantiene estructurados.
Muchas personas no saben qué hacer fuera de él y caen en la apatía y el aburrimiento, además de la lógica angustia económica por la disminución de ingresos, que puede afectar directamente a la dinámica familiar. Todos estos factores merman a la persona, llevándola potencialmente a la depresión y con estos factores a riesgos de exclusión social y a veces incluso laboral.


Hay un síndrome, que el de invisibilidad, que también se suele dar; cuando la persona empieza a sentir que todos aquellos que podrían ayudarlo u ofrecerle alguna oportunidad no lo hacen – no le ven.


Para salir adelante, hay una serie de medidas que la persona e paro debe poner en práctica cuanto antes:
 . Preparar bien todos los recursos, para enfrentarnos a la nueva situación, sobre todo los económicos.
. Identificar y Buscar apoyo para que la situación cambie, amigos, familiares… contactos, recursos para el empleo.
. Fijar un objetivo laboral y mantener una actitud y comportamiento activo y constante hacia ese objetivo, sin perderlo de vista.
. Programar una agenda con distintas actividades para no aislarnos del mundo, sino que estar en activo, y generar contactos.
. Realizar acciones que nos permitan adaptarnos a las demandas del mercado laboral; formación, colaboraciones, práctica de idiomas…
 La clave está en una vez pasada la fase inicial de duelo, aprovechar todo lo que está a nuestro alcance, de forma programada y continua para cumplir el objetivo laboral que hemos debido fijarnos, y apartarnos del sentimiento del fracaso, para estar en activo hacia el empleo.